Fresnuelo, topónimo por el que se le conocía antiguamente, fue una aldea de la tierra de Alba de Tormes. Sabemos que estuvo enclavado en las proximidades del sitio que hoy designamos “árboles de San Miguel”. Podemos localizar el punto exacto en que estuvo ubicado, pues don Joseph Nieto, cura de Tordillos, en un cuadernillo que remitió, en 1766, a Tomás López, señala el lugar preciso en que se encontraba la ermita (la iglesia) de la aldea de Fresnillo: “ai un camino para san Miguel de Fresnillo que dista media legua de éste (Tordillos); y, a distancia de tres quartos de legua de Santiago de la Puebla; y a la izquierda de este lugar de Fresnillo y Santiago queda el río Misgañín”. (Archivo de la Diputación de Salamanca)
La primera noticia que tenemos de Fresnillo data de 1224, cuando fue repoblada por Alfonso IX. En “Documentación Medieval del Archivo de Alba de Tormes” de Angel Barrios, se guarda el nombre de los repobladores de la aldea de Fresnillo: “Michael Johanes, Johan Facunde, Gonzalvo García, Ilana Blasco, don Gil, la Ferrera, don Yenego, la filia de Pero Cebrián, Domingo Catalán, Blasco Carayo, dona Sancha, Peidro García, Johan García, Martín Pasqual, don Diago, Martín Calvache, de la Vermuda, filio de Velayo, Blasco Vicent, Peidro Salvador, Domingo Gonzalvo”. En 1534, Fresnillo se incluye entre los setenta despoblados de la provincia de Salamanca. Nos cuenta Domínguez Ortiz, en su obra “La ruina de la aldea castellana”: “Los recaudadores se van entrando por las casas de los pobres labradores y demás vecinos, y con mucha cuenta y razón, les quitan el poco dinero que tienen; y a los que no tienen, les sacan las prendas, y donde no las hallan, les quitan las pobres camas en que duermen”. Los campesinos, ahogados por esta situación, con harto dolor, abandonaron su casa y su pequeña hacienda y engrosaron los amplios grupos de mendigos y vagabundos, que deambulaban por los polvorientos caminos, mientras las tierras quedaban incultas y abandonadas. El libro de lugares y aldeas del Obispado de Salamanca (manuscrito de los años 1604/1029) dice de la ermita de San Miguel de Fresnillo: “Ermita bien tratada. De una tierrica que tiene y de limosnas tiene dado hacer un retablo a un pintor, vecino de Peñaranda, al qual se le han dado muchos dineros, quedóles orden para que se haga diligencia para cobrar el retablo”.
Arrendamiento de Fresnillo
Macotera tuvo siempre un término bastante reducido, si tenemos en cuenta su numerosa población. Para poder subsistir, ha vivido atento a la marcha de los pueblos vecinos por si surgía alguna oportunidad de arrendamiento o compraventa de alguna yugada de tierra. Primeramente, se hizo con el despoblado de Santa Cruz, ubicado en el territorio de Santiago de la Puebla; más tarde, al despoblarse la aldea de Fresnillo, se le brindó una oportunidad de oro. En los dos casos, es el ayuntamiento quien figura como negociador y firmante de los contratos de arrendamiento; éste, a su vez, se lo subarrendaba a sus labradores.
Término de Fresnillo.
El término de Fresnillo ocupaba una extensión de 1445 huebras. Limitaba por levante con el término de Santiago de la Puebla; por poniente, con Tordillos; por el norte, con Macotera; por mediodía con Galleguillos y el despoblado de Valeros. Poseía tres prados: el de Valdelarraya, con una superficie de quince huebras; el de Valdesalegas, con veinte huebras; y el de la Cabezota, con sesenta. El Término estaba dividido en dos hojas, que se sembraban un año sí y otro no. La hoja de la Raya de Santiago tenía una superficie de 370 huebras: 170 se sembraban de trigo, y 200, de centeno. Comprendía los sitios de Valdelarraya, Valdesalegas, la raya de Valeros, el Rollar y la Majada de Rodrigo. La hoja de la Cabezota era más extensa, 620 huebras: 270 se destinaban a trigo, y 350, para centeno. La componían los sitios de la raya de Galleguillos, de las Llanas, de las Torbisqueras, el Verdegal y el picón de la cabezota.El viñedo ocupaba 140 aranzadas; el monte, 190 y la tierra inúltil, 30. (A.H.P. SA. Catastro del Marqués de la Ensenada. Signatura 135
Propietarios de Fresnillo
En 1768, los propietarios de Fresnillo eran: El marqués de Cerralvo y Almarza, Tomás de Castro, Diego de Ledesma, Cristóbal de Espinosa, Baltasar de Valencia, Madres Carmelitas, convento de las Dueñas, convento de Santo Domingo de Piedrahíta, Mayorazgo de Orobios, cabildo de la iglesia de Alba, Antonio de Oviedo, beneficiados de San Miguel de Fresnillo, Francisco Hernández, Antonio Bueno de Macotera, Bernardo Ortiz, Teresa de Medina, iglesia de San Pedro de Alba, José de Almansa, convento de San Leonardo, Memoria de Gantes, iglesia de Macotera, Pedro Muñoz, concejo de Macotera, capellanes de Santa María de Piedrahíta y convento de la religiosas de Villanueva.
El propietario mayor, en este caso, el administrador de la Marquesa de Cerralvo y Almanca era quien firmaba los contratos de arrendamiento con el ayuntamiento de Macotera en presencia del Notario de Alba de Tormes. El administrador de la Marquesa se encargaba de distribuir la renta correspondiente a los demás dueños.
Copia del contrato de arrendamiento
Te presento un resumen de las condiciones que se recogían en dicho ajuste: “Francisco Martín Pañero, alcalde, y Antonio Hernández Nieves, procurador síndico general del lugar de Macotera, en la villa de Alba de Tormes, y en virtud del especial poder dado a los otorgantes por todo su vecindario, con motivo de haber sido arrendatario el concejo de dicho lugar del término o alquería de Fresnillo, contiguo al de Macotera, y estar para espirar, y queriendo seguir y proseguir en él como hasta aquí y, para ello, se ocurrieron entrar con la Señora Marquesa de Cerralvo y Almarza, vecina de la ciudad de Salamanca, a través de su administrador don Jerónimo Jiménez, como mayor señora de dicho término despoblado de Fresnillo, quien condescendió en los términos que, en este arrendamiento, se expresan: Se arriendan, por espacio de seis años, dicho término con sus tierras, pastos, aguas, fuentes, ejidos, abrevaderos, viñas y demás contenido; y ha de dar su disfrute, en cuanto a labor, el día de san Martín, 11 de noviembre; y por lo que mira a los pastos, el 15 de abril de 1767. Por el precio de 500 fanegas de pan ametalado de trigo y cebadas. El trigo ha de ser candeal, seco, limpio y de la mejor bondad; la cebada, bien limpia y granada, de la más buena calidad y a satisfacción de todos los interesados de dicho despoblado, que han de percibir en proporción a su haber, siendo la primera paga, el 15 de agosto del año que viene de 1768. Aunque ocurra alguna calamidad por culpa del cielo o de la tierra, no se han de dejar de pagar la renta. Si no se paga, es la marquesa quien debe ejecutar o exigir el pago. Y es condición que no se ha de hacer corta alguna en el monte sin expresa licencia y consentimiento de dicha señora”. (28 de noviembre de 1766. Protocolo 433, pag. 257. Archivo Histórico Provincial)
Pleito con los dueños de Fresnillo
Mediación en el conflicto de Felipe IV Mucha tinta se ha vertido para presentar la permanente crisis socio económica del siglo XVII. Hubo hambres eternas, mendigos deambulando de un lado para otro, buscando un mendrugo de pan que llevarse a la boca; las pestes, con el único remedio del consuelo de la suerte y de la resignación de quienes perdieron un ser querido; las calamidades del tiempo en forma de tormenta o de sequía angostando las cosechas; la mortandad irremediable del ganado; los renteros exigiendo sus rentas y sus censos sin miramiento. No quedaba ya tierra, sólo cielo y desesperanza. Ni un cacho pan para llevarse a la boca. En 1632, los labradores de Macotera se niegan a pagar la renta porque no disponían ni de dinero ni de grano, pues la cosecha había sido muy corta y, apenas, habían recogido para la subsistencia. En ese año, Macotera tenía arrendado el término del despoblado de Fresnillo en ochocientas cuarenta y dos fanegas de pan mediano y ciento cincuenta y cinco gallinas. Los propietarios, representados por don Juan de Guzmán, les denuncian por impagado. Los vecinos del concejo de Macotera acuden al rey, Felipe IV, para que interceda en el conflicto candente entre los dueños del término de Fresnillo y el concejo de Macotera. Solicitan su mediación por el hecho de que se “ven imposibilitados de pagar a las partes contrarias tanta suma de pan, y que si seguían con la dicha cobranza, el concejo se acabaría de despoblar por estar como está en grandísima quiebra de las labranzas”. Piden a su Majestad intervenga para que se les exima de pagar la renta o, al menos, “se le reduzca a la terzia parte. Si no es así, que les libere del compromiso del arrendamiento”. (Archivo Nieto de Paz. Sección Especial C R 47)
La actuación real fue efectiva, pues la renta, que se satisfizo en los años sucesivos, se redujo a la mitad. Sesenta años más tarde (1692), emergió, de nuevo, la divergencia. El concejo de Macotera rompe el contrato de arrendamiento y pide, de nuevo, se le rebaje la renta, porque se ven forzados a vender sus bienes para pagar los censos (créditos) e intereses contraídos con órdenes religiosas y particulares: “Los acreedores nos molestan por sus créditos en los tribunales: unos con censuras y otros con ejecuciones y mandamientos de pago, que nos causan muchas costas por cuya causa; situación provocada por las calamidades de los tiempos y nos vemos imposibilitados de poder dar satisfacción”. Ante la negativa del concejo de Macotera a proseguir con el arrendamiento de Fresnillo, el propio don Cristóbal de Espinosa se hace cargo del mismo. Para ello, echó mano de sus gañanes y trajo a pastar sus ganados e construyó una casa con lagar y bodega, en la que encerró 20 cubas: “Todo lo qual es necesario para recoger los frutos de las viñas, con el pretexto de que, como Macotera no quería dicho término, no se habían de perder las viñas”. Una vez don Cristóbal inició la labranza del término, permutó, con el marqués de Cerralvo, la renta de unas yugadas que disfrutaba en Ventosa, por la parte que poseía el marqués en Fresnillo, “conque, teniendo esta parte junta con la suya, viene a ser el mayor propietario de Fresnillo”. En 1692, muere don Cristóbal de Espinosa y entra en escena su viuda, doña Elena del Castillo Portocarrero, poseedora de los mayorazgos de Castillo Portocarrero Meléndez: “Me interesa conocer los bienes que mi marido tiene en Fresnillo”; para ello, manda a su mayordomo que llame al casero y a Alonso Gómez, su pastor, y bajo juramento ante Dios, den fe de que conocen bien y fielmente los bienes que don Cristóbal posee en el despoblado de Fresnillo. Ordena encerrar en el corral todo el ganado y se cuente. El recuento dio como resultado: 130 corderos añojos y 210 corderos. Dijeron que, en la bodega, había 20 cubas y el fruto de las viñas pendiente de vendimiar. Las 20 cubas no están llenas, sin embargo, guardan 820 cántaros de vino. También, hay una pesebrera de madera con ocho pesebres. (A.H.P. SA. Sección Notarial, signatura 502.Pag 206)
Las aguas volvieron a su cauce y Macotera siguió con el arrendamiento de Fresnillo hasta el 8 de febrero de 1852, en que nuestros labradores lo adquirieron en propiedad. Entraron en la operación, casi todos los labradores del pueblo. En la relación figuran sesenta y siete: Jacinto Zaballos, Antonio Martín, Nicolás Alegrete, Pedro Blázquez Cuesta, Pascual Cuesta, Cristóbal Jiménez, Bernardo Gómez, Francisco Campos, Julián Hernández, Juan Losada, Juan Jiménez Blázquez, Gabriel Madrid, Antonio Zaballos Jiménez, Juan García García, Lorenzo Zaballos, José Losada, Antonio Bautista García, Francisco Cuesta Bonilla, Andrés Plaza, Diego Zaballos, Antonio Bueno Zaballos, Mateo Sánchez, Lucas Jiménez, Juan Sánchez Cosmes, Miguel Bueno Bóveda, Juan Sánchez Jiménez (mayor), Juan Blázquez, Francisco Bautista Jiménez (menor), Pedro Blázquez Walías, Miguel Flores, Antonio Bautista Bueno, Lucas Zaballos Madrid, Pablo Blázquez Jiménez, Atanasio Blázquez Sánchez, Remigio Sánchez, Miguel Zaballos, Francisco Sánchez Jiménez, Gabriel Sánchez Cuesta, Ventura Cuesta, José Celador Hernández, Antonio García Sánchez, Juan Antonio Cuesta García, Pablo Durán, Antonio García, M Jiménez Sánchez, Juan Sánchez Rubio, Manuel Sánchez, Francisco Sánchez Hernández, Francisco Jiménez, Antonio Hernández Hidalgo, Antonio Nieto Cuesta, Juan Sánchez Jiménez, Manuel Losada Bueno, Antonio Madrid Blázquez, Juan Francisco Zaballos, Juan García Bonilla, Silvestre Sánchez Hernández, Lucas Jiménez Jiménez, Lorenzo Hernández, Domingo Sánchez, Juan Bonilla, Antonio Blázquez Cuesta, Alonso Zaballos Sánchez, Antonio Hernández González, Juan Sánchez Sánchez, Mateo García, Bartolo Blázquez.
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